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martes, 24 de abril de 2012

Cómo exitar a una mujer - ¿Quieres saber cómo?

Deja de buscar las palabras correctas para excitar a las mujeres.

En realidad, excitar a una mujer es mucho más fácil de lo que tú crees.



Piensa en una mujer atractiva y a la que no conoces. ¿Cual es tu primera reacción?

¿Te pones a pensar en todo lo que podría salir mal en lugar de ir a conocerla? Tan pronto como ella se da cuenta de que te gusta, ¿volteas la mirada hacia otra parte? ¿Te preguntas qué decirle para poder gustarle?
Y el problema es que estamos demasiado acostumbrados a pensar “en palabras” como para buscar otra solución. ¿Qué quiero decir con esto?

Lo que quiero decir es que cuando tu ves a una chica que te gusta y quieres atraerla, en lugar de simplemente ir y conocerla, lo que haces muchas veces es preguntarte a ti mismo “qué le digo” o “qué hago”. ¿Cierto?

Te tengo noticias: la respuesta no está en tu cabeza.

Si así fuera, si la respuesta ya estuviera en tu cabeza entonces no necesitarías preguntarte nada porque ya sabrías exactamente qué decir y qué hacer. En serio. Es como por ejemplo caminar. Tú sabes caminar y cuando quieres caminar no necesitas preguntarte “qué hago para caminar” ni nada por el estilo. ¿O sí?

No. Lo mismo sucede cuando quieres, por ejemplo, preguntar el precio de un artículo en la tienda. No necesitas preguntarte a ti mismo “cómo le pregunto el precio al vendedor” porque ya sabes hacerlo.

¿Y esto qué quiere decir?

Quiere decir que si te estás preguntando “qué le digo” o “qué hago” estás buscando la respuesta a esas preguntas en el lugar incorrecto.

Es como intentar aprender calculo diferencial o física cuántica simplemente preguntándote “¿qué es la física cuántica?”. Si no lo sabes –y si te estás haciendo la pregunta lo más probable es que no lo sepas- entonces no sirve de nada preguntarte a ti mismo y sólo lo haces porque estás acostumbrado a hablar contigo constantemente.

Te puedes decir que tengo razón, porque así es, y no necesitas preguntarte a ti mismo “¿tiene razón?” porque de todas maneras tú ya lo sabes. Tu inconsciente lo sabe.

Entonces, “¿a quién le pregunto?” me dirás…

Y para responderte, quiero que pienses en esto: tú puedes aprender física si lees un libro de física como la Teoría de la Relatividad de Albert Einstein. Eso es cierto. Suponiendo que entiendas lo que estás leyendo e incluso si no entiendes entonces puedes ir y hablar y preguntarle a alguien más. Pero no te servirá de nada preguntarte a ti mismo si no entiendes. Puedes buscar entender pero eso no lo vas a lograr simplemente preguntándote a ti mismo. ¿Verdad?

Ahora, piensa que la física no ha existido siempre. Por ejemplo la teoría de las fuerzas gravitatorias fue enunciada por Isaac Newton. Antes de él, no existía en el mundo el concepto de “gravedad” y la gente pensaba que las cosas caían simplemente porque así es. Antes de Newton, no había ninguna relación entre una manzana que cae y la Tierra que gira alrededor del Sol y sin embargo hoy en día sabemos que esa relación existe. Pero no te hablo de esto para hablarte de física.

Pregúntate –porque esto es algo que ya sabes-: ¿cómo se le ocurrió a Newton la idea de la “gravedad”?
Y una pregunta relacionada: ¿Tú crees que el hombre siempre ha sabido cómo crear fuego? ¿Cómo crees que el ser humano descubrió la manera de producir fuego –y controlarlo- a voluntad?
Une los puntos.

Si no sabes qué es lo que quiere decir una palabra, puedes ir y buscarlo en internet o en un diccionario o puedes preguntarle a alguien más pero las palabras no han existido siempre. Había un momento en el que el hombre no tenía palabras así como había un momento en el que el hombre no sabía hacer fuego.

Y ahora piensa en excitar a una mujer –piensa en calentar a una mujer, para seguir con la analogía del fuego-. ¿En qué se parecen la teoría de la gravedad, el lenguaje y la capacidad para hacer fuego a tu situación cuando ves a una mujer que te gusta?

Para empezar, en todos los casos hay algo que no se sabe y que se aprendió o se desarrolló. ¿Preguntándose a si mismo?

Por ejemplo ¿cómo hubiera podido el hombre desarrollar el lenguaje preguntándose a si mismo cualquier cosa si ni siquiera tenía palabras para poder hacer esa pregunta?

O un bebé, para aprender a hablar, sus primeras palabras (“papá”, “mamá”, “agua”, “leche”), ¿cómo las aprendió?

¿Crees que les preguntó a sus padres algo así como “¿oye mamá, cómo se llama el líquido transparente que me dan a beber cada vez que tengo sed?”? Obviamente no, porque él no sabía ninguna palabra para poder hacer esa pregunta. ¿Crees que se preguntó a si mismo? Tampoco.

Entonces, cuando ves a una mujer que te gusta o cuando estás con una amiga que te atrae o incluso con tu novia y que quieres excitarla y no sabes cómo hacerlo, ¿crees que puedes encontrar la respuesta preguntándote a ti mismo? No.

¿Me sigues?

Muy bien, entonces, si la respuesta no está dentro de ti, ¿entonces dónde está?

Si el libro no está dentro de la caja, ¿dónde está?

Si una persona no está dentro del país, ¿dónde está?

Afuera.

Así que puedes empezar por buscar la respuesta ahí en donde puedes encontrarla. Afuera.
Lo puedes descubrir observando. La cosa es que no hay algo así cómo “palabras correctas para excitar a las mujeres”. No. Lo que sí hay son muchas frases que, dependiendo de la situación, pueden o no excitar a una mujer. Y para eso, tienes que aprender a observarla a ella antes que a ti.


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Rogelio Consejo -- http://academiadeseduccion.net

Como exitar a una mujer con palabras - El lenguaje de la seducción

¿Quieres saber qué decirle a una mujer para excitarla rápidamente?

Seguro que nunca te has visto en la situación de buscar las palabras correctas para excitar a una mujer… ¿o sí?

Por ejemplo, imagina que tienes delante de ti a una chica que te atrae y que no conoces. Tiene todo lo que a ti te gusta y sin embargo, si no sabes qué decirle -o por lo menos cómo empezar la interacción- entonces es muy probable que no vuelvas a verla y hayas desperdiciado por completo tu oportunidad de conocerla.

Así es la vida, no te espera, y si estás buscando que sea ella la que venga a hablarte a ti, te tengo noticias: a menos que seas ridículamente atractivo (estúpidamente atractivo, diría yo) -e incluso en esa situación- las mujeres rara vez son las que dan el primer paso.

Algunas porque prefieren que sea el hombre el que de el primer paso, otras porque así aprendieron a seducir: atraer antes que ir a buscar al hombre de sus sueños. Incluso muchas mujeres simplemente no van a hablar con un hombre que les gusta por la misma razón por la que muchos hombres tampoco lo hacen y esa razón es lo que algunos llaman “miedo al rechazo”.

Pero existe también la situación en la que estás con una chica que ya conoces y que te gusta y simplemente no consigues hacer que se sienta excitada; no sabes qué decirle ni cómo decírselo y te cuesta trabajo incluso empezar a pensar en cómo vas a hacer para llevarla a la cama.

Esto ocurre sobre todo cuando no tienes suficiente práctica. Y no encuentras las palabras para excitar a la mujer que te gusta. Pero no siempre se trata de encontrar las palabras correctas. De hecho, muchas veces la seducción empieza desde mucho antes de que abras la boca.

excitar a una mujer sin hablar

Piensa en la primera impresión.

Estás en una bar o una disco, en algún lugar con música fuerte y ves a una chica que quizá baila o quizá está platicando alegremente con sus amigos. La miras y ella te mira de vuelta.

Cuando se da cuenta de que la estás mirando tienes dos opciones (en realidad tienes muchas opciones pero aquí sólo te hablo de dos de ellas porque creo que son dos de las más “opuestas”), una es voltear hacia otro lado, cosa que casi todos los hombres hacen y que no consigue muy buenos resultados –de hecho casi nunca consigue ningún resultado otro que simplemente dejar pasar la oportunidad- y la otra opción es sonreírle.

Cuando le sonríes le haces saber que ella te gusta y que eres una persona agradable, además de que es una invitación a ser parte de tu mundo –aunque sea por un momento- y demuestra que te estás divirtiendo.

Pregúntate: ¿Prefieres conocer a alguien que se está divirtiendo o prefieres conocer a alguien que se está quejando y aburriendo? Y así, con una sonrisa, empieza el juego de la seducción.

Muchas veces nos preocupamos tanto por el “qué le digo” porque queremos causar una buena impresión pero muchas veces al concentrarnos tanto en esa pregunta muchas veces dejamos pasar algo muy importante sin darnos cuenta de lo evidente. La obviedad esquiva.

Me refiero a todo lo que está más allá de las palabras. Por supuesto, las palabras importan, pero lo que más importa es cómo las dices.

Y no me refiero a solamente el tono de tu voz o a la velocidad y cadencia con la que hablas. Me refiero a tu postura, tu manera de mirarla, tu manera de hacer contacto con ella y todo lo que está alrededor de las palabras que dices.

En este sentido, podemos aplicar la ley de Pareto a la comunicación. La ley de Pareto es un modelo económico que dice que el 80% de la riqueza es producido por el 20% de las personas –aunque muchas veces la relación se acerca más al 90/10 que al 80/20-. Esta ley se aplica a muchas otras cosas además de la economía, por ejemplo a la comunicación. 80% de lo que comunica es dicho por 20% de lo que dices y expresas.

De hecho, aunque los porcentajes no son para nada exactos, la gran mayoría de lo que expresas lo haces sin utilizar palabras, como por ejemplo tu estado de animo e incluso cómo te sientes con respecto a ella. Si te sientes cómodo al hablar con una mujer, ella lo puede sentir. Si no te sientes cómodo, ella también lo siente.

La cosa es que estamos tan acostumbrados a pensar en palabras que muchas veces buscamos alguna frase o algún “abridor” que nos sirva por ejemplo para iniciar una conversación con una desconocida e incluso a la hora del sexo queremos alguna frase que nos sirva para excitar a las mujeres.

Déjame decirte esto: aunque hablar “sucio” a una mujer durante el sexo puede ayudar a que ella se excite mucho más y mucho más rápidamente, en sí, lo que excita a una mujer no son las palabras sino, entre otras cosas, tu manera de tocarla y todo lo que la haces sentir.

Piensa en cómo los seres humanos somos la única especie animal que sabe hablar y al mismo tiempo somos la única especie animal que es capaz de padecer de disfunción eréctil no-orgánica, lo que significa que somos los únicos capaces de no excitarnos en una situación sexual incluso cuando no existe una razón física para ello.

¿Por qué? Pues bien, por un lado, porque estamos “pensando” demasiado en palabras –cuando el sexo es algo menos “cultural” y más “animal” que la mayoría de las cosas que hacemos- y por otro lado porque hemos aprendido muchas veces a inhibirnos porque aprendemos que “el sexo es malo” pero es no es cierto.

La sociedad permite que los jóvenes vean películas violentas en las que la gente muere de manera sangrienta y en las que asesinos en serie acaban con sus victimas una tras otra, permiten videojuegos en los que puedes matar y lastimar y eso “no está mal”. Muchas veces se trata de películas que pueden ver los adolescentes e incluso los niños. Pero cuando hay sexo en la pantalla -incluso a veces con un desnudo frontal es suficiente- la sociedad lo censura.

Nos programan para pensar que el sexo es malo y para no sentirnos a gusto con nuestro cuerpo.

El cuerpo humano es algo bello, ya sea que se trate de un cuerpo gordo, flaco, grande, pequeño, blanco, negro o amarillo, curvilíneo o cuadrado… el cuerpo humano no es algo que debiéramos ocultar como algo vergonzoso y sin embargo la sociedad nos enseña a hacerlo.

No es sorpresa entonces que muchos tengan problemas a la hora de mostrarse desnudos delante de los demás.

La cosa es que si quieres aprender a excitar a una mujer primero tienes que aprender a conocer tu propio cuerpo y el cuerpo de ella.

No se trata de aprender palabras de memoria o de conocer el nombre de todos los huesos y de asistir a clases de anatomía, no. De lo que se trata es de aprender a sentir y disfrutar de tu propio cuerpo y sobre todo de tu propio cuerpo en presencia de otros cuerpos. De lo que se trata es de aprender a sentir y moverte, a controlar tus acciones y tu voz, la manera en la que comunicas utilizando todo lo que está más allá de las palabras.

Piensa en los animales y cómo los animales logran excitar a sus hembras -y viceversa- sin necesidad de palabras. Te puedo asegurar que con un cambio incluso tan pequeño como este puedes conseguir mejorar tu desempeño sexual y tu capacidad para excitar a las mujeres de gran manera y mucho más rápidamente de lo que crees.

Aprender cómo excitar a una mujer es un poco como aprender a conducir una bicicleta o como aprender a caminar o aprender a hablar o conducir. No se trata de aprender frases de memoria sino de aprender las diferentes habilidades que puedes combinar de diferentes maneras para producir el resultado que tú quieres.

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Rogelio Consejo -- http://academiadeseduccion.net