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viernes, 8 de mayo de 2015

Seducción Zen: La paradoja de gustarle a una mujer sin intentar gustarle

La primera vez que tuve que explicar esta “paradoja”, en mi mente no había ninguna paradoja. Para mí estaba claro que intentar gustarle a una mujer no es una muy buena idea, empezando por el hecho de que presupone de manera no-verbal que no le gustas (porque si le gustaras no necesitarías hacer cosas para intentar gustarle) además de que si observas cuando alguien intenta gustarle a una mujer muchas veces demuestra, por su postura, su manera de hablar y en general por su comunicación no-verbal, sentimientos o estados mentales de inferioridad.



Por ejemplo, si compras un regalo para una chica de tu trabajo o de la escuela para gustarle… muchas veces eso implica que sientes que no le gustas y que quizá si eres suficientemente romántico ella se va a enamorar de ti de todas maneras… lo cual no quiere decir que haya algo de malo con comprarle un regalo a una mujer que te guste o con ser romántico siempre y cuando la intención con la que lo haces no sea la de gustarle
También hay a quienes les gusta presumir de sus hazañas y con frecuencia terminan demostrando inseguridad… mientras que cuando alguien cuenta una historia de una aventura personal y tiene una buena razón para hacerlo (no para presumir e intentar agradar o ser admirado) muchas veces lo admiramos y admiramos sus aventuras y a veces deseamos vivirlas o por lo menos aprendemos de ellas.
La idea tampoco es buscar desagradar a las personas para poder agradarles sino más bien no estar buscando agradar… y esto aplica también más allá de la seducción.



Cuando eres pequeño, es muy muy importante que Papá y Mamá no te rechacen. Cuando vas creciendo, hay quienes siguen sintiendo miedo al rechazo, incluso hacia quienes no son Papá y Mamá. Ya sea por miedo al rechazo o por otra razón -como sentir que no eres atractivo-, muchos sienten o creen o piensan que necesitan hacer algo para poder gustarle a esa chica o esa mujer tan guapa…
No estamos hablando de llamar su atención
Obviamente necesitas llamar su atención e interesarla, capturar esa atención, guiarla, seducir su atención… para poder despertar su deseo, estimular sus fantasías… y hacer toda clase de travesuras con ella. 
Pero no se necesita hacer algo para “gustarle”.
Mucha gente quiere convencer a las mujeres de que salgan con ellos… y la mayoría del tiempo no les funciona. Tratan de influir en las emociones a través de lógica.

El resultado "lógico".

Gustarle es más cuestión de una relación… para la mayoría de las personas es mucho más que la apariencia física e incluso que las actitudes, personalidad, etc., de una persona… gustarse es un proceso… una relación que evoluciona… gustarse no es un resultado final. Por eso tiene más sentido buscar “gustarle más” que simplemente buscar “gustarle” porque de esa forma haces más énfasis en el proceso aunque no necesitas preocuparte por gustarle, en general.
Algunos por ejemplo por alguna forma de miedo al rechazo actúan de manera amistosa con las mujeres que les gustan al mismo tiempo que evitan todo tipo de comunicación, contexto o subtexto sexual. Temen hacer cualquier avance porque temen al rechazo. A veces incluso sienten el impulso de realizar alguna interacción más o menos romántica/erótica/sensual/sexual y lo inhiben, lo bloquean por miedo a ser rechazados. Se rechazan a sí mismos antes de haberlo intentado, por miedo al rechazo… lo cual es un poco como esconderse en el rincón más obscuro de la casa… por miedo a la obscuridad. Uno puede dejar de temer al rechazo al darse cuenta que no hay razón para sentir miedo al rechazo. Piénsalo: ¿para qué te ha servido sentir miedo al rechazo en aquella ocasiones en las que lo has sentido?
Si estás intentando agradar, finges ser lo que según tú va a agradar… en lugar de ser tú mismo, intentas ser un ideal de lo que, según tú, le agrada a los demás.
El problema es que tú no eres los demás (si no me crees, verifícalo) y muchas veces (virtualmente siempre) te equivocas respecto a algunas partes (o muchas partes) de lo que crees que agrada a los demás. Crees que ser muy conversador es agradable y terminas por impacientar a la persona que te está haciendo la entrevista laboral… o crees que sonreír mucho es atractivo y la chica termina creyendo que eres un payaso o que estabas drogado. Por otra parte, si te permites actuar sin limitarte por esa falsa idea de lo que, según tú, le agrada a los demás, vas a notar que eres naturalmente más carismático (o quizá mucho más) de lo que creías que eres.

El primer cliente al que tuve que explicarle la "paradoja" de gustarle a una mujer sin intentar gustarle, cuando me contó por primera vez su situación, me dijo que había intentado ligar más de cien veces y que lo más que había conseguido eran números de teléfonos falsos o números de teléfono que no le contestaban a partir de la segunda llamada. Cuando le pregunté cómo le había hecho para conseguir un método tan infalible para ser rechazado por las mujeres se rio y me respondió que cada vez que veía una mujer atractiva trabajando en alguna tienda, le compraba un regalito romántico (un peluche, una flor, un chocolate). Lo interrumpí y le pregunté por qué tenía que estar trabajando en alguna tienda y me respondió que eso le daba tiempo para ir a buscar el regalo. Luego, llegaba con ella y le daba el regalo haciéndole un cumplido. Y no es que los cumplidos sean malos, yo hago cumplidos y por ejemplo mi novia cuando la primera vez que salimos le dije que me gustaba su escote… o también una amiga con la que salí un tiempo a la que conocí en una fiesta simplemente diciéndole “qué cuerpazo”… los cumplidos no son el problema, el problema es intentar gustarle
Después de platicar un momento, le proponía “salir alguna vez”. No proponía nada específico porque no la conocía y no le había preguntado nada sobre ella que le sirviera para saber qué proponer, así que literalmente les decía “me gustaría salir alguna vez contigo y conocernos mejor”. Aquí es donde algunas le daban el teléfono. Y al terminar de contarme, añadió: “aunque algunas ni siquiera me daban la oportunidad...”. Nota como a cada paso es como si llevara el freno de mano puesto al conducir por la autopista y en la analogía el freno de mano es la presuposición que tenía de que no le gustaba a las mujeres.

Está bien, quizá exagero un poco...

Si crees que algo es imposible, ¿para qué intentarlo? 
Una cosa es viajar a otras dimensiones y revivir a los muertos y otra cosa es hablar con una mujer y provocarle emociones poderosas.
La primera vez que intenté explicar esta paradoja, yo dije “estás esforzandote demasiado por gustarles, mejor prueba dejar de intentar gustarles” y el me respondió “¿pero si no lo intento entonces cómo voy a lograr mi objetivo?”. 
Las relaciones no son un “objetivo”, son procesos que vivimos y compartimos con otros seres humanos. “Para lograr tu objetivo, en lugar de intentar gustarle a una desconocida, mejor concéntrate en divertirte, y conocerla mientras disfrutas de su compañía y le provocas emociones agradables, excitantes, estimulantes, etc.”
Yo sé que muchos hombres están buscando la mejor o la más nueva rutina o la mejor y la más nueva frase y están buscando una estructura que puedan seguir para poder simplemente hacer como si fuera una receta: primero atracción con demostraciones de valor, luego confort y proximidad física para finalmente pasar a la seducción… pero seducir a una mujer no es como preparar un pastel de chocolate. Para seducir a una mujer a veces hay que meter el pastel al horno antes de haber mezclado bien los ingredientes, a veces hay que ser paciente y esperar a que la levadura haga efecto, otras no, a veces podemos omitir algún ingrediente y otras veces es necesario omitir un ingrediente, agregar o quitar un paso… no sólo porque existen montones de mujeres, cada una con cultura y personalidad diferentes (e incluso con fisionomías diferentes que reaccionan cada una de manera única) sino también porque existen montones de relaciones posibles con esas mujeres. Tanto sexual y emocional como socialmente, por ejemplo las relaciones pueden manifestarse de muchas maneras.
Obviamente, si tienes mucho miedo a gustarle a las mujeres siempre puedes usar unas cuantas lineas, abridores o rutinas para darte más confianza pero aléjate de la mentalidad de "método" de seducción.


El amor no es un ritual ni una convención social ni un capricho de los dioses, el amor es un arte.