Dudar es una acción y en tanto
que acción es del tipo que se
realiza sobre otra acción. Uno puede dudar sobre comprar algo o sobre hablar
con alguien de algo o sobre mover algo o intentar algo, etc.
La incertidumbre es un concepto
que sirve para estimular nuestra consciencia de abstracción: nos recuerda que
lo que sabemos es muy probable pero que siempre puede ocurrir algo
completamente inesperado porque no lo sabemos todo. La incertidumbre es el inverso
de la certidumbre, de la certeza, de qué tan seguro estás de algo… pero la
certeza infinita no existe en la realidad, sólo existe en la mente de las
personas que creen que ya no necesitan actualizar su modelo del mundo.
La incertidumbre es un concepto que surge de las ciencias y las ingenierías.
¿Qué tanto sabes sobre lo que
sabes? Seguramente sabes más sobre algunas cosas y sabes menos sobre otras,
obviamente.
El ser humano es muy interesante
porque puede tener la certeza TOTAL de que algo no va a funcionar antes de
intentarlo y dudar sobre si vale la pena intentar o probar algo que no le es
familiar y eso termina haciendo que -por un lado- se cierra a toda experiencia
relativa a eso que está seguro que no funcionará -lo que lo hace completamente
ignorante del tema- y por otro lado, pretende un conocimiento total del tema al afirmar
con certeza que eso no funcionará y justificando así la duda de cuya utilidad
está tan seguro: es bueno dudar respecto a intentarlo o probarlo porque de
todas maneras no va a funcionar.
De hecho es una habilidad que el
ser humano desarrolla desde muy pequeño: es frecuente la situación en la que un
niño sabe que un platillo no le va a gustar incluso antes de probarlo y está
seguro de que no le va a gustar incluso si no lo ha probado. Pretende tener los
conocimientos de un gourmet (que está muy familiarizado con el sabor de las
cosas) cuando ni siquiera ha probado el platillo.
Mucha gente confunde duda e
incertidumbre.
Creen que no estar seguro de algo significa no poder actuar. Por
el contrario, es posible (y frecuente) actuar para reducir la incertidumbre (se
llama experimentar) y es la base de lo que se llama “descubrimiento”.
Quienes
confunden duda e incertidumbre reducen su incertidumbre a través de la
reflexión y de la experiencia de los demás (principalmente) hasta el punto en el
que la incertidumbre (y la duda) son suficientemente pocas que se permiten a sí mismos actuar.
Por ejemplo un cirujano (que tiene en sus manos la vida de su paciente)
necesita practicar y equivocarse antes de poder tener un grado de certeza
suficiente de que podrá realizar la operación. Un cirujano que sólo ha leído
sobre la operación y que quizá sólo la haya visto o hablado sobre ella necesitará mucha más “experiencia”
y probablemente tendrá muchas más dificultades que aquel que aprendió
trabajando sobre cadáveres, maquetas, etc.
Cuando observamos al ser humano “normal”,
vemos que con frecuencia tiene dudas sobre aquello que no le es familiar y con
frecuencia tiene mucha certeza sobre esas dudas: el ser humano “normal” no se
molesta en comprobar si “lo que se dice” es cierto antes de repetirlo o de actuar
en consecuencia.
Y como resultado, el ser humano
normal tiene creencias conflictivas y por lo general se contradice sin darse
cuenta. Para poder mantener esas contradicciones (algo que podría parecer
difícil sin esta reflexión previa) lo único que necesita hacer es “no hacer
nada”.
En pocas palabras, para poder
mantener esas contradicciones, lo único que hay que hacer es evitar las
experiencias que pudieran ponerlas en evidencia y como esas experiencias se
basan en aquello que no le es familiar, realmente lo único que necesita hacer
el ser humano normal es seguir con su rutina, siempre y cuando no se presente
una situación que se lo impida, podrá mantener sus contradicciones cómodamente,
creyendo que sabe sobre algunos temas a la vez que evita las experiencias
relativas a ellos.
A fin de cuentas, el ser humano
normal tiene la certeza total de que su duda le es útil a pesar de que con frecuencia
se da cuenta de que la duda le impide actuar con libertad.