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lunes, 1 de agosto de 2011

Como Iniciar una Conversacion: Compulsión y aprendizaje (y ligue)

Cuando naciste aprendiste a respirar. Nunca antes habías respirado (no había necesidad) y fue doloroso la primera vez. Cuando el aire entra por primera vez a tus pulmones, duele porque los pulmones aún no están acostumbrados a él. No había ningún libro que te explicara cómo respirar. Quizá el doctor golpeó tus pies (creo que son los pies) para hacerte llorar. Lloraste.

La primera vez que respiraste, estabas gritando.

Si vieras un pequeño fajo de billetes de cien dólares tirados en la calle y no hay nadie viendo, ¿dejarías pasar la oportunidad?

O mejor aún. Estás viendo un programa de concursos en la televisión. Van a llamar a un número telefónico al azar para entregar a la persona que conteste un premio de un millón de dólares. El presentador marca… y tu teléfono empieza a sonar. ¿Te quedarías viendo la televisión o irías a contestar el teléfono?

¿Qué tiene que ver todo esto con ir a hablar con una mujer que te gusta?

Piénsalo. Algo que es constante a todos los seres humanos es que todos los seres humanos aprendemos muy bien.

Sin embargo, dos cosas suceden simultáneamente, mientras un ser humano crece. Mientras más crece, más domina y utiliza ciertos usos del lenguaje. Mientras más crece, aprende cada vez menos rápidamente.

Lo que me recuerda algo que discutía con un amigo hace unos días: “Lo que se hace bien, se hace sin esfuerzo”. No recuerdo de dónde me vino esa idea (dónde la leí o la escuché o de dónde se me ocurrió, no lo sé). Oogway, la tortuga de Kung-Fu Panda es un ejemplo caricaturizado de lo que estoy diciendo.

Pero piensa en un artista marcial. Hace cosas que te parecen imposibles y las hace sin esfuerzo. Piensa en el arquetipo de gran maestro de artes marciales (algo así como una mezcla del señor Miyagi –no se como se escriba, el de Karate Kid- con Yoda –de Star Wars-) no puedes imaginar a un personaje así haciendo un esfuerzo, a menos que ese esfuerzo sea para conseguir algo fuera de sus límites.

Por ejemplo en ti mismo, piénsalo, piensa en algo en lo que eres bueno. Algo que haces bien. ¿Haces esfuerzo? Sobre todo algo que hagas muy bien, como caminar o leer o hablar contigo mismo. Piensa en algo que te cueste trabajo…

El esfuerzo hace que no equivoquemos.

Por ejemplo, la principal razón de que los hombres tengan problemas para conocer mujeres e iniciar conversaciones es que se esfuerzan demasiado al mismo tiempo que hacen muy pocos intentos. La mayoría de las veces se esfuerzan antes de ir a hablar con ella, antes de empezar.

Mientras menos te esfuerzas, menos dudas de ti mismo al momento de hacer algo y eres más directo, potente y efectivo. Eso libera a tu ego y te hace sentir mejor al momento de hacer lo que haces. Nace un juego.

Los seres humanos no somos los únicos seres que son capaces de jugar durante toda la vida. Otros animales, como los delfines, también son capaces. Cabe destacar que los delfines con animales particularmente inteligentes, capaces de entender a los seres humanos de maneras muy elegantes.

Son animales muy creativos y que aprenden muy rápido.

¿Sabes cual es la principal razón de que te esfuerces al hablar con las mujeres (y que por lo tanto seas menos atractivo)? El miedo al rechazo.

Sin miedo al rechazo no hay esfuerzo y sin esfuerzo… la seducción se convierte en un juego.

Seguro ya lo has escuchado, “el juego de la seducción”.

Hay gente que pretende que el miedo al rechazo es genético. Eso no es cierto. Hay por lo menos dos maneras (tres en realidad, que incluyo en este artículo) de deshacerse del miedo al rechazo rápidamente.

Una es hacerlo de manera deliberada. Poner atención a como se siente el miedo al rechazo y aprender a provocártelo a ti mismo. Sabiendo que el miedo al rechazo te impide siquiera intentar y te hace malo y que el miedo al rechazo es un ejemplo del miedo al fracaso, puedes provocarte esa misma sensación para algo que no quieras.

¿No crees que puedas ser correctamente estúpido? ¡Ten miedo a fallar y ni lo intentes!

Aprende a provocarte el miedo en situaciones inusuales como por ejemplo miedo a que no vas a poder terminar de comer todo lo que está en el plato. Una vez que aprendes a hacerlo de manera deliberada, lo tienes bajo tu control.

Otra manera es “cubrir” el miedo con un emoción más fuerte. Poner atención a lo que te gusta de ella y si sientes “miedo”, llevar tu atención hacia otra cosa que te provoque sólo curiosidad o atracción y mantenerte relajado poniendo atención a lo que sucede a tu alrededor.

El miedo no importa si no te das cuenta de que está ahí.

Y la tercera manera es la más simple.

La tercera manera es saber exactamente qué decir a una mujer que no conoces para iniciar una conversación. Y lo mejor de todo es que diseñé un sistema muy sencillo (y gratis) para saber qué decir y qué hacer en cualquier situación, fácil. Algo que seguramente no has escuchado porque es completamente diferente a lo que existe hoy en día en materia de seducción.  

Es más, es tan sencillo que lo subí en un video de menos de cinco minutos a YouTube. Seguro te va a gustar (o al menos eso espero).


Por cierto, si te interesa aprender a seducir y excitar a las mujeres de manera natural, seguro te interesará saber que existe la Academia de Seducción. Visítala haciendo click en el siguiente link -> como ligar a una chava

Nos vemos en la Academia.

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