La primera vez que tuve que
explicar esta “paradoja”, en mi mente no había ninguna paradoja. Para mí estaba
claro que intentar gustarle a una mujer no es una muy buena idea, empezando por
el hecho de que presupone de manera no-verbal que no le gustas (porque si le
gustaras no necesitarías hacer cosas para intentar gustarle) además de que si
observas cuando alguien intenta gustarle a una mujer muchas veces demuestra,
por su postura, su manera de hablar y en general por su comunicación no-verbal,
sentimientos o estados mentales de inferioridad.
Por ejemplo, si compras un regalo
para una chica de tu trabajo o de la escuela para gustarle… muchas veces eso
implica que sientes que no le gustas y que quizá si eres suficientemente
romántico ella se va a enamorar de ti de todas maneras… lo cual no quiere decir
que haya algo de malo con comprarle un regalo a una mujer que te guste o con ser romántico siempre
y cuando la intención con la que lo haces no sea la de gustarle.
También hay a
quienes les gusta presumir de sus hazañas y con frecuencia terminan demostrando
inseguridad… mientras que cuando alguien cuenta una historia de una aventura
personal y tiene una buena razón para hacerlo (no para presumir e intentar
agradar o ser admirado) muchas veces lo admiramos y admiramos sus aventuras y a
veces deseamos vivirlas o por lo menos aprendemos de ellas.
La idea tampoco es buscar
desagradar a las personas para poder agradarles sino más bien no estar buscando
agradar… y esto aplica también más allá de la seducción.
Cuando eres pequeño, es muy muy importante que Papá y Mamá no te rechacen. Cuando vas creciendo, hay quienes siguen sintiendo miedo al rechazo, incluso hacia quienes no son Papá y Mamá. Ya sea por miedo al rechazo o por otra razón -como sentir que no eres atractivo-, muchos sienten o creen o piensan que necesitan hacer algo para poder gustarle a esa chica o esa mujer tan guapa…
No estamos hablando de llamar su
atención.
Obviamente necesitas llamar su atención e interesarla,
capturar esa atención, guiarla, seducir su atención… para poder despertar su
deseo, estimular sus fantasías… y hacer toda clase de travesuras con ella.
Pero
no se necesita hacer algo para “gustarle”.
Mucha gente quiere convencer a
las mujeres de que salgan con ellos… y la mayoría del tiempo no les funciona.
Tratan de influir en las emociones a través de lógica.
El resultado "lógico".
Gustarle es más cuestión de una
relación… para la mayoría de las personas es mucho más que la apariencia física
e incluso que las actitudes, personalidad, etc., de una persona… gustarse es un
proceso… una relación que evoluciona… gustarse no es un resultado final. Por eso
tiene más sentido buscar “gustarle más” que simplemente buscar “gustarle”
porque de esa forma haces más énfasis en el proceso aunque no necesitas preocuparte por gustarle, en general.
Algunos por ejemplo por alguna
forma de miedo al rechazo actúan de manera amistosa con las mujeres que les
gustan al mismo tiempo que evitan todo tipo de comunicación, contexto o
subtexto sexual. Temen hacer cualquier avance porque temen al rechazo. A veces
incluso sienten el impulso de realizar alguna interacción más o menos romántica/erótica/sensual/sexual
y lo inhiben, lo bloquean por miedo a ser rechazados. Se rechazan a sí mismos
antes de haberlo intentado, por miedo al rechazo… lo cual es un poco como
esconderse en el rincón más obscuro de la casa… por miedo a la obscuridad. Uno puede dejar de temer al rechazo al darse cuenta que no hay razón para sentir miedo al rechazo. Piénsalo: ¿para qué te ha servido sentir miedo al rechazo en aquella ocasiones en las que lo has sentido?
Si estás intentando agradar, finges
ser lo que según tú va a agradar… en lugar de ser tú mismo, intentas ser un
ideal de lo que, según tú, le agrada a los demás.
El problema es que tú no eres
los demás (si no me crees, verifícalo) y muchas veces (virtualmente siempre) te equivocas respecto a algunas
partes (o muchas partes) de lo que crees que agrada a los demás. Crees que ser
muy conversador es agradable y terminas por impacientar a la persona que te
está haciendo la entrevista laboral… o crees que sonreír mucho es atractivo y
la chica termina creyendo que eres un payaso o que estabas drogado. Por otra
parte, si te permites actuar sin limitarte por esa falsa idea de lo que, según
tú, le agrada a los demás, vas a notar que eres naturalmente más carismático (o
quizá mucho más) de lo que creías que eres.
El primer cliente al que tuve que
explicarle la "paradoja" de gustarle a una mujer sin intentar gustarle, cuando me
contó por primera vez su situación, me dijo que había intentado ligar más de
cien veces y que lo más que había conseguido eran números de teléfonos falsos o
números de teléfono que no le contestaban a partir de la segunda llamada.
Cuando le pregunté cómo le había hecho para conseguir un método tan infalible
para ser rechazado por las mujeres se rio y me respondió que cada vez que veía
una mujer atractiva trabajando en alguna tienda, le compraba un regalito
romántico (un peluche, una flor, un chocolate). Lo interrumpí y le pregunté por
qué tenía que estar trabajando en alguna tienda y me respondió que eso le daba
tiempo para ir a buscar el regalo. Luego, llegaba con ella y le daba el regalo haciéndole
un cumplido. Y no es que los cumplidos sean malos, yo hago cumplidos y por ejemplo
mi novia cuando la primera vez que salimos le dije que me gustaba su escote… o
también una amiga con la que salí un tiempo a la que conocí en una fiesta
simplemente diciéndole “qué cuerpazo”… los cumplidos no son el problema, el
problema es intentar gustarle.
Después de platicar un momento, le proponía “salir
alguna vez”. No proponía nada específico porque no la conocía y no le había
preguntado nada sobre ella que le sirviera para saber qué proponer, así que
literalmente les decía “me gustaría salir alguna vez contigo y conocernos mejor”.
Aquí es donde algunas le daban el teléfono. Y al terminar de contarme, añadió: “aunque
algunas ni siquiera me daban la oportunidad...”. Nota como a cada paso es como
si llevara el freno de mano puesto al conducir por la autopista y en la
analogía el freno de mano es la presuposición que tenía de que no le gustaba a las mujeres.
Si crees que algo es imposible, ¿para
qué intentarlo?
Una cosa es viajar a otras dimensiones y revivir a los muertos
y otra cosa es hablar con una mujer y provocarle emociones poderosas.
La primera vez que intenté
explicar esta paradoja, yo dije “estás esforzandote demasiado por gustarles,
mejor prueba dejar de intentar gustarles” y el me respondió “¿pero si no lo
intento entonces cómo voy a lograr mi objetivo?”.
Las relaciones no son un “objetivo”,
son procesos que vivimos y compartimos con otros seres humanos. “Para lograr tu
objetivo, en lugar de intentar gustarle a una desconocida, mejor concéntrate en
divertirte, y conocerla mientras disfrutas de su compañía y le provocas
emociones agradables, excitantes, estimulantes, etc.”
Yo sé que muchos hombres están
buscando la mejor o la más nueva rutina o la mejor y la más nueva frase y están
buscando una estructura que puedan seguir para poder simplemente hacer como si
fuera una receta: primero atracción con demostraciones de valor, luego confort y
proximidad física para finalmente pasar a la seducción… pero seducir a una
mujer no es como preparar un pastel de chocolate. Para seducir a una mujer a
veces hay que meter el pastel al horno antes de haber mezclado bien los
ingredientes, a veces hay que ser paciente y esperar a que la levadura haga
efecto, otras no, a veces podemos omitir algún ingrediente y otras veces es
necesario omitir un ingrediente, agregar o quitar un paso… no sólo porque
existen montones de mujeres, cada una con cultura y personalidad diferentes (e
incluso con fisionomías diferentes que reaccionan cada una de manera única) sino
también porque existen montones de relaciones posibles con esas mujeres. Tanto
sexual y emocional como socialmente, por ejemplo las relaciones pueden
manifestarse de muchas maneras.
Obviamente, si tienes mucho miedo a gustarle a las mujeres siempre puedes usar unas cuantas lineas, abridores o rutinas para darte más confianza pero aléjate de la mentalidad de "método" de seducción.
El amor no es un ritual ni una
convención social ni un capricho de los dioses, el amor es un arte.