Cuando piensas en atraer a una
mujer que te gusta, por lo general, lo que la mayoría de los hombres piensan es
en dinero, en físico o en ser sociable.
Y aunque puede parecer que estas
tres cualidades son necesarias para poder atraer a una mujer y aunque si pueden
hacerte más atractivo en general y pueden aumentar tus probabilidades de
conocer a una mujer atractiva, en realidad no son estrictamente necesarios.
Tomas elementos que te hacen
sentir bien, y sobre todo elementos que te hacen sentir seguro, y muchas veces
lo que haces es defenderte con ellos de la responsabilidad de hacer las cosas
que quieres conseguir y responsabilizas elementos externos de manera que esperas
que sea el mundo el que cambie en lugar de ser tú el que te ajustas al mundo porque
obviamente es mucho más fácil. Pero es sólo una ilusión.
Sin embargo pesar de que parece
más fácil, el problema con esto es que muchas veces no conseguimos ningún
resultado por estar responsabilizando de los resultados a la realidad en lugar
de hacernos a nosotros mismos responsables de hacer lo que queremos hacer para
conseguir lo que queremos conseguir. Y en cierta manera podemos decir que se
trata de un problema de timidez.
La persona que se intenta ocultar
detrás de un fajo de billetes y trata de ser atractivo a través de ese fajo de
billetes no sólo requiere mucho más esfuerzo para conseguir mantener la imagen
que quiere mantener, y le sale mucho más caro mantener su estilo de vida, por
estar manteniendo una cierta imagen, sino que además, lo único que hace es
nutrir su propia inseguridad a través de permitir que sea el dinero el que atraiga
a las personas porque –obviamente- si te vistes bien, si regalas cosas con
frecuencia, si siempre que sales invitas y eres esa clase de persona que
siempre es amable, de manera compulsiva, la gente se va a acercar a ti pero no
forzosamente por ti mismo sino muchas veces por el sólo hecho de obtener de ti
lo que se estas haciendo.
Si regalas cosas todo el tiempo
la gente se va acercar a ti para obtener ese regalo y la cosa es que las
personas que se intentan ocultar detrás del dinero y ocultar su timidez con el
dinero lo que terminan haciendo es alimentar la inseguridad de que la gente los
puede querer por lo que son. Y alimentan la creencia de que para poder ser
queridos necesitan dar a los demás y aparentar a los demás lo que “los demás
quieren” –según ellos-.
Obviamente, todo esto tiene una
enorme relación con las personas que cultivan su físico como una manera de
atraer a las mujeres.
Por más que tengas músculos, un
buen físico e incluso por más que seas guapo, si no vas a hablarles, no vas a
conseguir los mismos resultados que una persona menos atractiva y con una
actitud diferente.
Por ejemplo, hay personas que en
lugar de preocuparse por hacer sentir a las mujeres que les atraen lo que ellos
quieren que ellas sientan, lo que hacen es simplemente cultivar su propio
cuerpo y tratar de que, a través de los músculos y a través de un físico que
llamen la atención, la mujer venga a ellos como hipnotizada, como por arte de
magia.
Y el problema es que por más que
cultiven su físico, siempre es mucho más fácil simplemente ir, hablarle,
conocerla, preguntarle su nombre o preguntarle lo que sea que quieras preguntarle
y que te interesa saber…
Y existe un tercer error, un
tercer mito que es particularmente escurridizo.
Es escurridizo porque en cierta
manera hace creer a la persona que la gente está siendo atraída a él por su
carisma. La cosa es que los seres humanos somos seres sociales y nos agrada
socializar. Por eso por lo general las personas más sociables son más agradables
que las personas menos sociables.
Si tú estás dispuesto hablar de
cualquier cosa con cualquier persona y eres amable y agradable, es muy fácil
ser atractivo, sin embargo hay personas que tratan de apantallar y se
convierten en una especie de payaso o de monito de feria, y están
constantemente buscando la atención de los demás ya que al tener la atención de
los demás logran sentirse más allá de su timidez y disociarse de ella.
Hablan con muchas personas,
hablan de muchos temas pero rara vez se implican realmente dentro de todas las
conversaciones que tienen y es un poco como en el cuento del mago de Oz.
Construyen una máscara, una
segunda identidad que utilizan para proyectar a los demás que “son sociables” y
en realidad no se interesan tanto por las personas, muchas veces escuchan lo
que las personas tienen que decir no porque les interese sino solamente para
poder ser sociables, para poder ser amables y para poder ser queridos.
Y en estos tres casos estos tres
tipos de compulsiones notamos manera de tratar de ligar que funcionan de manera
diagonal. Tanto el dinero, como el físico, como el hecho de caerle bien a las
personas y de tratar de demostrar que tu vales mucho, cuando lo haces de manera
compulsiva no te ayuda de ninguna manera a construir relaciones satisfactorias.
Más bien al contrario.
La cosa no es que no tengas
dinero ni tampoco se trata de no ser social y de no hablar con las personas ni
se trata de descuidar su físico, sino darse cuenta de que lo que realmente te permite seducir a una mujer tiene más que ver con tu capacidad para hacerla sentir de ciertas maneras que con la cantidad de dinero o con el patrimonio
genético o con tu capacidad para contar chistes divertidos.
Aunque es cierto que estos tres elementos que
pueden ayudar pero ninguno de los tres es fundamental. Lo principal y más importante empieza con tu seguridad y se trata de tu capacidad para hacerla
sentir cómoda en tu presencia.